El consumo de pescado es totalmente seguro y saludable durante la gestación, ya que aporta energía y proteínas de alto valor biológico.
Además contiene nutrientes esenciales como yodo, calcio, vitaminas A y D y ácidos grasos omega-3.
El consumo de pescado durante el embarazo ayuda al desarrollo neurológico fetal y reduce la mortalidad por enfermedad coronaria en la madre.
Pero existen algunas especies de pescados que se deben evitar durante el embarazo y durante la lactancia debido a que pueden contener mayor cantidad de mercurio.
El mercurio es un contaminante medioambiental que puede encontrarse en aguas de mares y ríos. Los peces depredadores y de gran tamaño pueden contener niveles elevados de mercurio debido a un fenómeno de bioacumulación.
En el embarazo se ha visto que este contaminante puede atravesar la placenta y a su vez estar presente en la leche materna.
Por ello se recomienda que las embarazadas eliminen de su dieta cuatro especies de pescados:
- El atún rojo. Este atún no es el que normalmente se utiliza en conservas, que es el bonito del Norte o atún blanco y el atún claro. El atún en lata es más pequeño y por lo tanto es menos propenso a acumular mercurio. De manera que una embarazada puede consumir atún en lata blanco o claro, pero con moderación, no más de 2 latas pequeñas a la semana.
- El pez espada y emperador
- El tiburón incluyendo cazón, marrajo, mielga, pintarroja y tintorera
- El lucio.
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