Autoexploración mamaria

 Actualmente existe controversia entre si es necesario recomendar la autoexploración mamaria o por el contrario no realizarla. 

Hay estudios que indican que no debe recomendarse porque aumenta el número de lesiones benignas identificadas y de biopsias realizadas. No obstante indican que las mujeres tienen que estar al tanto de los cambios que detecten en sus mamas y de acudir al servicio sanitario si detectan alguna anomalía.

Por otro lado hay quien recomienda la realización de la autoexploración mamaria desde la juventud y de forma mensual. Recomiendan realizarla en la semana posterior a la menstruación para evitar que el pecho esté hinchado o dolorido y continuar también durante la menopausia fijando un día mensual para realizarla.  

Añaden que la autoexploración mamaria permite detectar de forma precoz alteraciones en el pecho a partir de la observación y la palpación.


Para realizarla hay que seguir una serie de pasos:

  1. Observa el pecho delante del espejo con los brazos a ambos lados del cuerpo. Comprueba que tienen la misma forma y tamaño de siempre, que la piel está lisa, sin arrugas ni asperezas.
  2. Después levanta los brazos y comprueba si existe alguna diferencia entre un pecho y otro o entre una axila y la otra.
  3. Une las manos detrás del cuello y haz fuerza hacia fuera para tensar los músculos del tórax y ver mejor si existe alguna anomalía.
  4. Baja los brazos y observa los pezones. Apriétalos ligeramente y comprueba si sale alguna secreción. Observa si las areolas han cambiado (color, tamaño, rugosidades, manchas, etc.).
  5. Ahora divide imaginariamente tu mama en cuatro partes. Túmbate boca arriba, coloca una almohada debajo del hombro y levanta el brazo de la mama que vayas a explorar y lo colocas debajo de la cabeza. Con la mano contraria explorar cada uno de los cuadrantes y la axila. 
Tanto si decides realizar la autoexploración mensualmente como si no, no olvides consultar con tu médico si:
  • Una de las mamas tiene un tamaño o una consistencia distinta a la otra.
  • Hay puntitos parecidos a la piel de naranja, manchas, arrugas o pliegues. En embarazadas y mujeres lactantes existen unos bultos en las areolas e incluso en los pezones, conocidos como tubérculos de Montgomery que aparecen más marcados durante este periodo y se consideran totalmente normales.
  • Sale líquido del pezón y no estás embarazada ni con lactancia materna.
  • El pezón se retrae o tiene llagas.
  • Tienes bultos en la axila o en el pecho, o los que ya tenías cambian de tamaño o consistencia. En el caso de madres lactantes es normal notar bultos que desaparecen inmediatamente después de dar el pecho.

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