El cordón umbilical durante el embarazo permite la alimentación y la respiración fetal. El cordón es un conducto que sale del ombligo del bebé y llega hasta la placenta. Suele medir alrededor de 50 cm.
En su interior hay 3 vasos sanguíneos, dos arterias y una vena. Alrededor de los vasos hay una capa gelatinosa que los protege.
Cuándo nace el bebé, la matrona o el ginecólogo, pinzarán el cordón umbilical y lo cortarán.
A partir de este momento comienzan los cuidados del cordón umbilical. Conforme van pasando los días el cordón se irá secando y la gelatina que lo recubre que en un principio era blanquecina o transparente pasará a tener un color negruzco. Lo habitual es que el cordón se caiga entre el 5° y el 15° día.
Antes se recomendaba limpiar el cordón con alcohol de 70° o clorhexidina. Pero actualmente la indicación es limpiar sólo con agua tibia y jabón neutro. Sólo se deben utilizar antisépticos cuando haya algún riesgo de infección, porque dificultan el proceso de cicatrización. Debemos evitar el uso de povidona yodada (Betadine®) para curar el cordón umbilical, porque la piel del bebé absorbe rápidamente el yodo y puede ocasionar problemas a nivel tiroideo.
Es importante mantener el ombligo seco y limpio. Para ello después de la limpieza diaria del bebé puedes envolver el cordón umbilical con una gasa limpia y seca, que se irá cambiando en cada cambio de pañal.
Los cuidados del cordón deben mantenerse tras su caída hasta que la gasa que lo cubre aparezca limpia durante un par de días seguidos.
Debes consultar con tu enfermero o pediatra si observas:
- Que el ombligo está enrojecido o inflamado.
- Secreción amarillenta maloliente.
- Sangrado activo que empape la gasa. Se considera normal que aparezca un pequeño sangrado en el momento de la caída del cordón, por roce del pañal o por el proceso normal de cicatrización. Pero ante la duda mejor consultar con un profesional.
- Si después de 15 días el cordón no se ha desprendido.
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